Elegía a Marisela - Geografía celeste
No ha muerto. Ha iniciado
un viaje atardecido,
de azul en azul claro
-de cielo en cielo- ha ido
por la senda del sueño
con su arcángel de lino.
A las tres de la tarde
hallará a San Isidro
con sus dos bueyes mansos
arando el cielo límpido
para sembrar luceros
y estrellas de racimos.
-Señor, ¿cuál es la senda
para ir al Paraíso?
-Sube por la Vía Láctea,
ruta de leche y lirio,
la menor de las Osas
te enseñará el camino.
Cuando sean las cuatro
la Virgen con el Niño
saldrán a ver los astros
que en su infancia de siglos
juegan a la Rueda-Rueda
en un bosque de trinos.
Y a las seis de la tarde
el ángel del servicio
saldrá a colgar la luna
de un clavo vespertino.
Será tarde. Si acaso
no te han guardado sitio
dile a Gabriel Arcángel
que te preste su nido
que está en el más frondoso
árbol del paraíso.
Murió la Marisela,
pero aún queda un lirio.
(G.G.M.)
*término robado de un ensayo de Juan Gustavo Cobo Borda en la edición conmemorativa de Alfaguara de Cien Años de Soledad. De ahí saqué también el poema.
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