V.
I. SONETO
¡Qué son diez años para la vida de una estrella!
Mas para el triste amante que encontró la mitad
de su alma en el camino, y se enamoró della,
diez años de connubio son una eternidad.
Diez años, cuatro meses y siete días quiso
el Arcano, que encauza las vidas paralelas,
juntarnos no en meloso y estulto paraíso,
sino en la comunión de las almas gemelas.
Conducidos marchamos
por un amor experto;
del brazo siempre fuimos,
y tal nos adoramos,
que... ¡no sé quién ha muerto,
o si los dos morimos!
(A.N., 29 de junio 1912)
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