IX
Nada te apartará de mí
y nada me dará consolación:
tu ausencia se construye también sobre el quebranto.
Pero ni el más sabio entre los besos
aumentaría el deseo,
la locura que no quiero nombrar.
Amor el más oscuro,
el que no alcanzará perdón ni penitencia.
¿En qué olvido cayeron los viejos ruiseñores,
las palomas de todos los mensajes?
¿Quién desde entonces persiguió enloquecido
aquello que no quería alcanzar?
Amor el más amargo,
expiación en sí mismo,
el que lo tuvo todo y todo lo conoce.
Pero di si ha de bastarnos
el fuego que muere con el alba,
la débil consunción.
Amor el más soberbio,
el que no acercará por un instante
lo que fue dispersado.
(Elsa Cross, junio de 1968)
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