EL FUEGO
Sobre la yema de los dedos
se sostiene la noche
aérea y enorme.
El espíritu reposa en el seno
del vasto paisaje astronómico.
Amarra el mar su puerto traficante de estrellas
y el aire es el pulmón lleno
sobre las máquinas minerales de la tierra.
Es la noche clarísima diálogo universal.
Pulsos de fiebre imponen la voz negra INFINITO
que se quema en los labios del eterno deseo sideral.
El cielo gira ágilmente
sobre el convoy de ceros de las cifras humanas
y hace estallar el horizonte de las hormigas
con un tiro de bólido
que aventura en el alma una sombra de augustas palabras.
Fuego a velocidades por los íntimos tactos,
fuego de sacras catástrofes,
fuego en el magno silencio empuñado de voces flamígeras,
aire quemado en los hornos de vidrio del mar.
Sobre la yema de los dedos
se sostiene la noche
aérea y enorme.
(Carlos Pellicer, 1926)
Fotos 1 y 2: las tomé en Fiji
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