el oficio se atasca, predomina la línea pedregosa
por la que no puede fluir ni una palabra cierta,
el paisaje es escombro de nombres sin sentido
y los ojos erráticos no se pueden fijar en cosa alguna,
transcurre un coche despacio por el siglo pasado de la ventana
y se lleva arrastrando la poca magia que la imaginación,
sirvienta remolona del deseo, estaba queriendo construir
y queda sólo un tiradero de añicos vidriosos y salados,
no hay nada tan triste como un poeta triste
tratando de escribir en su tristeza.
Alejandro Aura
No comments:
Post a Comment